Isidro Cuero: la historia de amor a Dios y a la vida

¿Quién no cree que hay una segunda oportunidad para vivir? Quizás muchos, pero ese no es el caso de Isidro, un hombre de El Charco, Nariño, municipio ubicado sobre la desembocadura del río Tapaje en el óceano Pacífico, y que un día soñó con ser futbolista y que ahora agradece a Dios, disfruta de la vida y goza con el servicio a la sociedad.

A sus 19 años partió con un hermano desde su tierra natal hasta Tuluá, Valle del Cauca, con la idea de llegar a ser jugador profesional de fútbol, pero a los pocos meses se quedaron sin dinero y tuvieron que ir a un ingenio a cortar caña. En medio de cañaduzales, Isidro Cuero, nacido en 1975, escuchó por una emisora un mensaje que promocionaba un curso en expresión oral y corporal para radio y televisión. “Me matriculé e inicié los estudios; me gradué e ingresé a trabajar con Cronistas Asociados, al noticiero Radio Sucesos de RCN haciendo reportería y periodismo durante tres años; seguidamente ingresé a trabajar en Radio Tuluá al Noticiero Alerta Valle del Cauca, durante cuatro años”, recordó el menor de siete hijos de doña Laureana Valencia.

Apartado ya de su ilusión por el balompié, pero sin dejar de practicarlo, Isidro fue invitado por un amigo, don Roberto Asprilla, a una reunión en donde descubrió que existía un espacio para apoyar la labor social y comunitaria, esa que desde casa le interesó y que se cultivó aún más con el trabajo periodístico, en donde tuvo contacto con los problemas de su tierra adoptiva, Tuluá.

“Hace ocho años llegué al Partido Político MIRA, en ese momento comprendí que era necesario seguir sirviendo a la sociedad, y apoyar en las labores sociales y políticas del Partido, encontrando en MIRA una escuela de valores y principios en la forma de hacer política” declaró, a la vez que destacó que su militancia en la colectividad ha sido maravillosa por el crecimiento personal y de aprendizaje para asumir grandes responsabilidades como cuando se le asignó la representación del Partido en la campaña al Congreso de la República, el año pasado.

Isidro no desperdicia un segundo, por ello además de su labor social, se deleita con la lectura, la composición de canciones cristianas y de poemas, y de salir por las rutas en su bicicleta, porque él mismo recalca que “Dios le devolvió la vida”, luego de estar 20 días en estado de coma.

Es por ello que sus ojos brillan cuando relata su testimonio. En 2016, unas inyecciones le causaron una infección y daño multi-orgánico en su cuerpo, el que degeneró el funcionamiento de sus órganos: hígado, pulmones, riñones y sistema urinario, además de provocarle diabetes e hipertensión, a tal punto que se consideró en amputarle su pierna izquierda, necesitó de ventilación mecánica y cayó en coma. “Fueron dos meses en cuidados intensivos, donde mis pulmones dejaron de funcionar, durante este mismo proceso me hicieron diálisis y transfusiones de sangre. El deterioro fue rápido y progresivo, tanto que los médicos le sugirieron a mi familia que ya científicamente habían hecho todo lo posible por salvarme la vida, pero ya no había nada qué hacer por mí, que iban a desconectarme, pero la voluntad de Dios fue que yo despertara y gracias a Él y la oración de mis hermanos y familia me devolvió la vida”, expresó Isidro, quien luego de esa experiencia ha tenido que someterse a varias cirugías y tratamientos para recuperar su movilidad y salud.

Así, este administrador público de la ESAP, tecnólogo en negociación internacional del SENA, técnico en expresión oral y corporal, y que desea cursar una especialización en gestión de calidad y una maestría en interculturalidad, desarrollo y paz territorial, no vacila en declarar: “Aunque los momentos sean difíciles en nuestra vida, Dios estará con nosotros y nos ayudará a salir adelante”.

Este es Isidro, aquel que quiso ser futbolista y que ahora cuenta una historia de amor a Dios y a la vida, y para quien esta oportunidad dada la utiliza para servir a sus semejantes y a su Partido, porque para él ser miraísta es “estar en una escuela de valores y principios, una gran vocación de servicio, pues cada acción que realicemos se debe depositar en Dios la confianza… Hay que dejarlo todo en sus manos, actuando con diligencia para que nos vaya bien”.